La industria de la caña de azúcar no solo contribuye a la producción de etanol sino que también ha tenido un aumento significativo en la generación de bagazo, un subproducto clave para la producción de energía eléctrica limpia y renovable.
El Ingenio Sucroalcoholero Aguaí S.A., lanzó un llamado en un momento crítico de la economía en Bolivia, debido a la escasez de divisas y a la urgente necesidad de reducir nuestra dependencia de las importaciones de combustibles fósiles. “Bolivia se enfrenta a un desafío sin precedentes”, es la advertencia lanzada por esta importante empresa que busca mejorar la generación de energía.
El programa etanol, lanzado en 2018 como una iniciativa estratégica para erradicar la subvención estatal y dependencia a la importación de combustibles fósiles, ha demostrado ser una solución clave no sólo para su propósito original, sino también como una respuesta efectiva ante la actual coyuntura económica.
Este enfoque visionario no solamente promueve una industria energética sostenible y reduce costos para el Estado, sino que también emerge como un pilar fundamental para proteger las reservas de divisas, sustituyendo importaciones y promoviendo el uso de nuestra moneda a través de la industrialización local del etanol.
Desde su implementación, el Programa ha generado un impacto económico notable, evitando la salida de más de 350 millones de dólares del país y sustituyendo cerca de 500 millones de litros de gasolina con etanol, un combustible renovable producido localmente.
Actualmente, hemos alcanzado un nivel de mezcla del 10% de etanol con la gasolina, marcando un avance importante pero que a la fecha podría alcanzar el objetivo legislativo del 25%. Este progreso, refleja nuestro compromiso con la seguridad energética, la creación de empleos, la mejora de la calidad de vida de los productores cañeros, el incremento de la tecnificación y productividad y la reducción de emisiones de carbono, subrayando la necesidad de acelerar aún más nuestros esfuerzos para alcanzar la meta plena establecida por la Ley 1098.
Un aspecto crucial del Programa Etanol es su enfoque en la mejora de los rendimientos del cultivo de caña de azúcar. Este enfoque, aborda directamente las preocupaciones sobre desmontes y el impacto en nuestra biodiversidad, demostrando que el incremento de la producción de etanol puede lograrse a través de prácticas agrícolas más eficientes y tecnológicamente avanzadas, sin comprometer nuestros valiosos ecosistemas.
La industria de la caña de azúcar no solo contribuye a la producción de etanol sino que también ha tenido un aumento significativo en la generación de bagazo, un subproducto clave para la producción de energía eléctrica limpia y renovable.
Valoramos nuestra Experiencia
El Ingenio Aguaí ha sido pionero en adoptar estas prácticas sostenibles, invirtiendo constantemente en la expansión de su producción de etanol y energía eléctrica a partir de biomasa.
Estos esfuerzos han permitido no solo asegurar el suministro energético del país sino también posicionar a nuestro país como un referente en la producción de energía sostenible y en la lucha contra el cambio climático. Específicamente, Aguaí ha liderado el camino en la modernización de los procesos de siembra, producción y cosecha mecanizada, logrando avances significativos en la eficiencia y productividad que subrayan el potencial de crecimiento sostenible de nuestra industria agroenergética.
Las cifras hablan por sí solas:
La energía eléctrica generada con biomasa se ha duplicado en los últimos cinco años, pasando de 150 GWh en 2019 a 300 GWh en 2023. Este impresionante crecimiento ha evitado el consumo de 10.384 MMpc de gas natural y reducido las emisiones de gases de efecto invernadero por generación eléctrica en el país, en 345.276 toneladas de CO2. Aguaí, en particular, ha contribuido significativamente a estos logros, destacándose como un modelo agroenergético comprometido con la mitigación del cambio climático, la producción de alimentos, combustible y energía eléctrica sostenible para todos los bolivianos.
Ahora más que nunca, es imperativo que el sector público y privado unan esfuerzos en una colaboración efectiva para acelerar el cumplimiento de los objetivos del programa etanol. Este compromiso compartido es el pilar para asegurar un futuro donde Bolivia no solo alcance la autosuficiencia y sostenibilidad energética, sino que también fortalezca su economía frente a los desafíos globales.
La concertación de esfuerzos para frenar la fuga de divisas, los incentivos y planificación estratégica a mediano y largo plazo garantizarán las inversiones necesarias en campo e industria, transformando no solo nuestra matriz energética, sino mejorando significativamente la calidad de vida de los bolivianos.
La industria de la caña de azúcar y el innovador programa de etanol son claros ejemplos de cómo, al centrarnos en la mejora de rendimientos, la adopción de tecnologías avanzadas y la concertación de alianzas estratégicas público-privadas, permite expandir nuestra producción de manera responsable y sostenible. Juntos, podemos asegurar un futuro próspero y resiliente para nuestro país, sentando las bases para una economía fortalecida y ambientalmente amigable para las generaciones venideras.