Gary Antonio Rodríguez Álvarez (*)
Hace 460 años, en la época colonial, fue fundada Santa Cruz de la Sierra y, casi tres siglos después el Departamento de Santa Cruz, como parte de la República de Bolivia. Mucho se ha escrito sobre su historia, su gente, su clima, su cultura, pero poco sobre su valía y sus éxitos que son relativamente recientes, a la luz del tiempo transcurrido, ya que su brillo a nivel nacional e internacional empezó a darse recién hace medio siglo.
Que la aldea postergada y provinciana se convirtió en la región más destacada y cosmopolita de Bolivia, es innegable; que la conjugación de su orientación al mercado con el cooperativismo dio buenos resultados sociales y económicos, igual; y que ello lo han forjado los oriundos, migrantes extranjeros y bolivianos de todos los distritos del país, es el summun del exitoso modelo de desarrollo cruceño -considerando sus resultados- aunque se lo debe perfeccionar.
Santa Cruz es quien más aporta al PIB boliviano gracias a la actividad privada; el PIB cruceño crece más que el nacional; cerca del 30% de la base empresarial está en la región; Santa Cruz es líder en su aporte al PIB agropecuario y campeón indiscutido en agroexportaciones, alimentando a millones en el mundo, luego de sobreabastecer el mercado interno; destaca en la recaudación de impuestos internos y tributos aduaneros; tiene los mejores indicadores de desarrollo humano y es el Departamento más poblado por la incesante migración interna en búsqueda de oportunidades.
Con la finalidad de aportar a una mejor comprensión de la forma de “ser” y “hacer” en Santa Cruz; como un homenaje, además, a la Efeméride Departamental, la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz (SEGH-SC) y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), obsequian el libro “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito”, escrito por los economistas Carlos Hugo Barbery Alpire (De la aldea inhóspita y alejada a la metrópoli dinámica e interconectada); Gary Antonio Rodríguez Álvarez (Hacia una definición del espíritu cruceño); Pablo Mendieta Ossio (Bases económicas del desarrollo cruceño: fuentes, concurrencias y desafíos) y el psicólogo Oscar Soruco López, conocido como Tumpa (El alma cruceña).
El Capítulo I del libro da cuenta del devenir histórico de una pequeña aldea, casi despoblada y aislada, aportando Barbery con datos, cifras y hechos sobre la difícil trayectoria recorrida por la región, hasta llegar a ser lo que es hoy, abordando los desafíos -principalmente para la ciudad capital- de convertirse en una metrópoli dinámica e interconectada.
El Capítulo II enfoca el alma cruceña, con una reflexión filosófica y sociológica de Soruco, invitando a una introspección del cruceño, su inserción en el mundo; la forma de manejar sus valores, siendo que su alma aportó con diversas formas, esencias, sentidos, y principios como la libertad, verdad y justicia, conformando su identidad colectiva.
El Capítulo III aborda el espíritu cruceño, mostrando Rodríguez el “hacer” y el “ser”; la influencia externa; los factores y valores del modelo de desarrollo cruceño; el avance demográfico y socioeconómico; los atributos del cruceño -hombre o mujer, oriundo o migrante- y su aporte al desarrollo; aniquila mitos, y muestra a Santa Cruz como una “tierra prometida” y los desafíos a futuro.
El Capítulo IV trata de los hitos económicos y su salto histórico a mediados del siglo XX; mostrando Mendieta la construcción del modelo de desarrollo; la industrialización; el recurso humano; y con la metodología de contabilidad del crecimiento, el aporte de los factores y la productividad; viendo las relaciones y convergencia con Bolivia, y un señalamiento de los desafíos venideros.
Sin embargo, lo mejor del libro es mostrar que “la otra Bolivia posible” está en Santa Cruz, donde la inclusión social se da de verdad gracias a un modelo de desarrollo que acrisola la bolivianidad, donde los diversos se funden -no por la fuerza- sino por las ganas de progresar y vivir en paz.
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 22 de septiembre de 2021