- El nuevo contrato de aseo urbano debe generar condiciones para impulsar el reciclaje e incorporar el concepto de gestión de recursos.
- Cada año, el trabajo de los recolectores de base de la ciudad, le ahorra al menos 1,5 millones de dólares al municipio.
- El 50% de los residuos orgánicos puede ser reutilizado
Santa Cruz de la Sierra genera un promedio de 1.826 toneladas diarias de basura, de las cuales, un 26% es reciclable y en un modelo de economía circular, puede generar un triple impacto social, económico y ambiental, integrando a los 2.000 recolectores de base que recorren sus calles y brindando una segunda vida a los residuos que hoy terminan en el vertedero o en los botaderos.
En este escenario, el director de la Fundación Amigarse, Heiver Andrade, expresó que, como sociedad, “hoy tenemos un gran desafío: cambiar el concepto de cómo realizamos el tratamiento de la basura. Debemos pasar de licitar un servicio de aseo urbano a incorporar el concepto de servicio de gestión de recursos”, por lo que no se debe pagar por las toneladas que llegan al vertedero, sino por las acciones que permitan reducir la cantidad de basura que llega para su disposición final.
Una mirada que debería incorporarse en el nuevo proceso de licitación del aseo urbano, que se desarrollará luego de anularse los contratos que había adjudicado la actual administración municipal, debido a una serie de cuestionamiento y observaciones. La licitación se lanzará en los próximos días y adjudicará el servicio por un período de ocho años.
Andrade advierte la necesidad de tomar en cuenta diferentes elementos, más allá de los económicos. Una buena disposición de los residuos y aumentar el porcentaje de recuperación, tendrá una incidencia positiva en la disminución de los niveles de contaminación de la ciudad y se podrán impulsar diferentes actividades económicas, debiendo beneficiar fundamentalmente a los recolectores de base.
En la actualidad, un recolector recupera un promedio de 1,5 toneladas por mes, lo que, en algunos casos, puede llegar a cinco toneladas. Esto le genera un ahorro de por lo menos 1,5 millones de dólares anuales para el municipio, ya que la gestión y disposición final de una tonelada de basura tiene un costo de aproximadamente 43 dólares (190 bolivianos por recolección y transporte y 109 por disposición final)
Andrade, que encabeza diferentes acciones de reciclaje inclusivo desde la Fundación Amigarse y la Casa del Recolector, expresó que estos ahorros deberían volcarse al desarrollo de equipamiento y centros de acopio para impulsar el reciclaje, tanto en el hogar como en las empresas.
Hoy Amigarse impulsa un plan para crear cuatro centros de acopio modelo y el Amigarse Lab, un espacio para buscar alternativas de agregación de valor para los residuos que pueden recuperarse, donde se pretende dar nuevas opciones de ingresos a los recolectores de base, donde más de un 65% son mujeres y casi el 50% tienen más de 50 años.
“Esto requiere un proceso de concientización en el que estamos trabajando y que también incluye el desarrollo de la App Yo Reciclo Bolivia, el Uber del reciclaje, a través de la cual queremos impulsar que la gente recicle en su hogar o en su empresa, con la certeza de que sus residuos serán bien utilizados y no se mezclarán con la basura”, porque en la actualidad no sirve de nada separar los residuos reciclables, ya que en el camión de la basura no hay diferenciación.
También llama la atención sobre la posibilidad de reutilizar el 50% de los residuos orgánicos, que actualmente constituyen el 55% de la basura que se genera en la ciudad.
Por ello, agregó que es necesaria la concientización en diferentes niveles y generar políticas que impulsen el reciclaje, bajo la consigna de que es una forma para cuidar el futuro. “Tenemos que pensar que una tonelada de basura que llega al vertedero, es una tonelada de error. Nuestro desafío es generar condiciones para darle una segunda vida a esos residuos y que permanezcan el mayor tiempo posible en el mercado, convertidos en nuevos productos”, aseveró Andrade.