Están en primera línea, luchando 24 horas al día contra el COVID-19. Ellos no pueden quedarse en casa. No tienen esa opción. Y encaran la batalla sin las armaduras y armas necesarias. Hablo de médicos y enfermeras, principalmente, aunque también son parte de este ejército muchos otros profesionales y funcionarios de la salud.
Lo dicho aquí no es ninguna exageración. Cada día conocemos un nuevo caso de algún personal de salud que necesita con urgencia la donación de plasma para encarar un tratamiento de emergencia. Más triste aun: todos los días tenemos la mala noticia de que alguno o más de uno ha muerto ya.
Están enfermando y muriendo porque, en su gran mayoría, enfrentan la misión de luchar contra el virus sin contar para ello con la protección necesaria. Salvan vidas exponiendo sus propias vidas.
Una realidad muy dolorosa, como bien describe el Dr. Ronald Arce Vargas, al lamentar la muerte de su madre, también médico, la Dra. Juanita Vargas de Arce. Pediatra neonatóloga, dedicó su carrera a cuidar y salvar niños en el Hospital de Niños de nuestra ciudad.
La doctora Juanita antepuso su misión de salvar vidas, a su derecho de quedarse en casa. A mediados de este mes, familiares y amigos hicieron campaña para lograr donantes de plasma. Lamentablemente, todo el esfuerzo no bastó para salvarla. La Dra. Juanita falleció el viernes pasado.
Un dolor que su hijo, también médico, expresa en el audio que publicamos hoy y que lleva un pedido de auxilio a los profesionales y trabajadores en salud que siguen librando batallas contra el COVID-19.