Cinco respiradores, tres monitores y un ecógrafo donados en París al gobierno boliviano debían haber llegado a Bolivia el 2 de junio. A la fecha, solo llegaron los monitores. ¿Qué sucedió en el camino, impidiendo que los equipos ya estén salvando vidas en cinco hospitales del país?
El 27 de mayo pasado, cuatro bolivianos radicados en Francia entregaron a la Embajada de Bolivia en París una donación de equipos e insumos médicos para ser utilizados en la fase más crítica de la lucha contra el COVID-19: las Unidades de Terapia Intensiva. En esa oportunidad, quedó claro el compromiso de enviarlos de inmediato a Bolivia. Se fijó como fecha el 1 de junio, considerando una gestión oficial para embarcarlos en vuelo solidario, el mismo que debía arribar a Santa Cruz de la Sierra el 2 de junio.
Pero el plan abortó. Según Cancillería, porque la línea que haría el vuelo solidario, Wamos Air, “carecía de montacargas para el carguío de los equipos pesados al avión”. Solo una parte, los tres monitores, fue finalmente embarcada a la nave. Otro vuelo solidario, esta vez de Iberia, fijado para el 13 de junio, debía traer la segunda parte de la donación. Pero volvió a ser un intento fallido “porque la aerolínea se negó a aceptar la carga, por tratarse de transporte exclusivamente de pasajeros”, siempre según la Cancillería boliviana.
Los dos intentos fallidos y el no tener noticias del primer envío, el de los tres monitores, desesperó a Unidos por Bolivia, el grupo de cuatro voluntarios que se había movilizado a lo largo de un mes desde Francia, para recaudar fondos y comprar equipos. Más aun al saber que, si no hay otro inconveniente, el resto de los equipos solo será trasladado este miércoles 17, en un vuelo solidario de BoA, a dos semanas de la primera fecha acordada.
“Si hubiéramos sabido esto desde el inicio, podríamos haber reactivado la campaña de recaudación de fondos, haber logrado más dinero y haber comprado más equipos”, nos dijo Bernardo Tribeño, uno de los cuatro voluntarios, en una larga conversación sostenida ayer, lunes, en el espacio que tenemos cada mañana en FacebookLive. O lo que les agobia aun más: pensar en las vidas que pudieron haber sido salvadas estas dos semanas en los cinco hospitales que se beneficiarán con los equipos.
Pero, ¿qué fue lo que ocurrió en una gestión que debió correr con celeridad y estar ya en los hospitales, de acuerdo a las disposiciones aprobadas por el Gobierno para enfrentar la pandemia por el COVID-19? ¿Qué pasó con el primer envío de tres monitores, llegados al país el 2 de junio y del que no tienen notificación de entrega los voluntarios bolivianos, a pesar del informe oficial de Aduana de que todo envío de socorro por la emergencia será despachado en 24 horas?
Fuimos tras las respuestas. Y las logramos a través de consultas hechas a la canciller Karen Longaric, a la ministra de Salud, Eidy Roca, y al gerente regional de Aduana Santa Cruz, Roberto Cuéllar. Todas ellas, contrastadas con la información brindada por Tribeño.
Primera fase: la campaña en Francia
Haber enfermado de COVID-19 a fines de marzo en París, donde reside desde hace más de dos décadas, llevó a Bernardo Tribeño a iniciar una campaña de recaudación de fondos destinada a comprar respiradores para Bolivia. “Pensé qué hubiera pasado si estuviera en Bolivia. Durante las dos semanas que estuve confinado en mi casa, acompañé lo que este virus estaba causando en el mundo y pensé en lo se veía venir en Bolivia. Decidí actuar y logré de inmediato el apoyo del doctor Enrique Córdova, de Claudia Beltrán y de Erika Aliaga”, nos contó Bernardo.
Los cuatro se pusieron en campaña. El Dr. Córdova logró la donación de un respirador y de tres monitores de parte del Hospital Saint Vincent de Paul, en el que trabaja, en Lille. Los otros cuatro respiradores y el ecógrafo fueron comprados con los 17.300 euros que Unidos por Bolivia logró a través de la plataforma GoFundMe, a lo largo de las dos primeras semanas de mayo. El primer reto de 7.000 euros fue logrado en la primera semana, al que le siguieron dos más, el último de 16.000 euros, también superado, con aportes de 194 personas, todos registrados por la plataforma.
La compra de estos equipos no fue al azar. Antes de ello, los voluntarios consultaron con la Embajada de Bolivia en París si era posible asegurar el transporte de la donación por vía oficial, evitando así gastar parte de lo recaudado en este ítem. La respuesta fue positiva y eso permitió destinar todo el dinero a la compra de equipos. También hubo consulta a los hospitales identificados por los voluntarios para la ayuda, para conocer sus capacidades técnicas y de personal calificado para operar los equipos.
Segunda fase: la entrega a la Embajada
El jueves 27 de mayo, todos los equipos fueron entregados oficialmente a la Embajada de Bolivia en París. El acta suscrita en la fecha detalla la donación, destacándose los cincos respiradores mecánicos, los tres monitores y el ecógrafo, además de otros ítems de salud. En la misma se señala al Ministerio de Salud como el beneficiario directo de la donación, pero se especifica claramente que los destinatarios finales de la misma son los hospitales: Norte, en El Alto; Corea, en Oruro; San Juan de Dios, en Tarija; Viedma, en Cochabamba; y Tcnl. Germán Busch, en Trinidad.
Quedó claro también que la donación sería enviada a Bolivia en un vuelo de Wamos Air, que saldría el lunes 1 de junio de Madrid a Santa Cruz de la Sierra. El problema comenzó en este punto, por razones atribuidas por Cancillería a la línea aérea, tal como señalamos al inicio: “por no tener montacargas para el carguío de los equipos”. Se complicó luego al tratar de enviarlos en otro vuelo humanitario, esta vez de Iberia, que salió de Madrid el sábado pasado, 13 de junio. Esta vez, siempre según Cancillería, porque la aerolínea dijo ser un vuelo solo de pasajeros.
Tribeño nunca puso en duda la predisposición de los funcionarios de la Embajada en París para recibir y canalizar la donación, pero dice no comprender las razones expuestas luego por Cancillería. Considerando la urgencia de contar con esos equipos en Bolivia, ¿por qué no se buscaron alternativas para evitar al menos un segundo intento frustrado?, es una de sus inquietudes. Y la otra siguió siendo el de los monitores varados en Aduana Bolivia.
Tercera fase: primer desencuentro en Bolivia
Luego de la conversación por FacebookLive con Tribeño, y aun con dudas no absueltas por el comunicado de Cancillería sobre esta donación, publicado el miércoles 10 de junio, decidimos preguntar directamente a la canciller Karen Longaric porqué tanta demora en el transporte de los equipos donados y porqué no habían sido entregados aun los tres monitores ya traídos en el vuelo de Wamos que llegó a Bolivia el martes 2 de junio.
La Canciller respondió que Wamos “no tenía el montacargas adecuado para subir equipos pesados” y que por tal motivo éstos “no pudieron ser cargados al avión” el 1 de junio. Y reiteró que Iberia “se negó a traer los equipos (en su vuelo del sábado 13 de junio) por el hecho de que ese vuelo traía solo pasajeros”. Remarcó además que, dada la pandemia, se han restringido los vuelos regulares, lo que dificulta más cualquier tipo de transporte. Y subrayó: “Cancillería ha hecho todas las gestiones para asegurar el transporte gratuito de la donación desde París a Madrid, y de Madrid a Cochabamba”.
Sobre los monitores que sí fueron traídos en el vuelo de Wamos el 1 de junio y que, al menos hasta ayer se creían estaban aun en Aduana Viru Viru, la Canciller sostuvo que ya no era responsabilidad de su despacho gestionar la entrega de los mismos. “Todas las donaciones las recibe el Ministerio de Salud, no Cancillería” y corresponde a esa cartera “desaduanizar” los equipos. En otras palabras: es tarea del Ministerio de Salud entregar a Aduana “las listas de empaque y las guías aéreas, para la respectiva desaduanización”. Y recordó que todas las donaciones por COVID-19 están libres de aranceles.
Cuarta fase: segundo desencuentro en Bolivia
Acudimos a la ministra de Salud, Eidy Roca, para trasladarle tres preguntas sobre el tema. La primera era porqué estaba demorando la salida de los monitores de la Aduana, si era un trámite que debía ejecutarse en menos de un día. La segunda, qué impidió –según su despacho- el envío de toda la donación en el vuelo del 1 de junio. Y la última: qué hará su despacho para asegurar que la segunda partida de la donación, a ser transportada este 17, salga en menos de 24 horas; y a quién designará el ministerio para que se haga responsable del retiro de los equipos y entrega de los mismos a los beneficiaros.
La respuesta de la ministra fue breve: “El Ministerio de Salud no tomó conocimiento de estos equipos; sin embargo, estamos haciendo lo posible para agilizar”. Y enseguida copió la respuesta dada por una de las oficinas de Cancillería a su despacho. Textualmente, esa respuesta dice que las donaciones “no llegaron por cuestiones de logísticas de la cuarentena”, que “ahora estaría todo listo para que lleguen en un vuelo de BoA el 17 de junio” y que “las gestiones fueron atendidas por nuestros encargados de Negocios en Francia y Madrid con mucha diligencia con las gestiones de permisos, transportes locales, vuelos internacionales sin costo y ahora los están reembalando de acuerdo a las normativas de la línea aérea”.
El mensaje de “una de las oficinas de Cancillería” a la ministra Roca termina remarcando que “se está apoyando en todas las gestiones como Cancillería, pero lamentablemente no lo reciben de esa manera y sacan esos artículos que no condicen con la real gestión de apoyo que está realizando Cancillería en todas sus misiones en el exterior”.
Sorprendidos con la afirmación de que su despacho “no tomó conocimiento de estos equipos”, volvimos a preguntarle a la ministra Roca si efectivamente no conocía de esta donación, considerando que en el acta de entrega de la misma por los voluntarios a la Embajada de Bolivia en París se establece claramente que el receptor de la misma es el Ministerio de Salud. Y reformulamos la pregunta sobre los monitores en Aduana: ¿a quién corresponde el trámite para retirar las donaciones por COVID-19?, ¿al Ministerio de Salud o la CEASS (Central de Abastecimiento y Suministros de Salud) se hace cargo? Al cierre de esta nota, no logramos las respuestas correspondientes.
Quinta fase: tercer desencuentro
Entre lo dicho inicialmente por Bernardo Tribeño ayer y las versiones recogidas tanto de la canciller Longaric como de la ministra Roca, nos quedaron más dudas sobre cuál fue el problema de fondo en esta donación, entre tantas canalizadas a Bolivia en los últimos meses.
Verificamos que, de hecho, es el Ministerio de Salud el responsable de todo lo que tenga que ver con compras o donaciones de equipos e insumos médicos por COVID-19.
Que a Cancillería le corresponde solo los trámites burocráticos, a cargo de sus misiones diplomáticas en el exterior, en el caso de donaciones.
Y que, hasta aquí, habían aun dos preguntas de fondo no absueltas: la primera, ¿cómo es posible que el Ministerio de Salud no tenga conocimiento de la donación hecha el 27 de mayo a la Embajada de Bolivia en París?; y segundo, ¿por qué Aduana no liberaba los tres monitores llegados el 2 de junio?
La primera continuará aun pendiente de respuesta. Volveremos a consultar a Cancillería, aunque lo que salta a primera vista es una evidente falta de comunicación entre las dos carteras y o un problema de comunicación entre los propios funcionarios subalternos de cada uno de estos dos ministerios.
Las segunda pregunta sí tiene respuesta. Nos las dio el gerente regional de Aduana Santa Cruz, Roberto Cuéllar: “Aduana solo se entera el martes 9 de junio de la existencia de 68 cajas conteniendo los monitores, cuando se apersonan a nuestras oficinas funcionarios del CEASS preguntando por una carga, pero de la que tampoco podían dar detalles de qué se trataba”. La única referencia era que habían llegado en el vuelo de Wamos que salió de Madrid el 1 de junio y llegó a Santa Cruz de la Sierra al día siguiente.
Sexta fase: hallazgos sorprendentes
Los 68 bultos no traían una identificación clara de qué carga se trataba. Fueron bajados en calidad de tal, de bultos, y colocados en una de las jaulas asignadas para equipajes y cargas que llegan sin identificación clara. La línea aérea no notificó a Aduana de la misma. Solo una semana después, cuando aparece CEASS a reclamar “los bultos”, es que Aduana descubre los mismos y se ve obligada a abrirlos, para verificar qué contenían. Cuéllar les dice a los enviados de CEASS que Aduana no puede entregar nada, sin tener al menos una carta de respaldo, solicitando la entrega y firmada por autoridad competente.
La primera carta enviada el mismo día por el CEASS a Aduana debió ser corregida, y solo es entregada con las correcciones observadas el viernes 12 de junio. El mismo día aparece EcoJet presentando otra carta a Aduana, en la que adjunta fotocopia de los 68 tickets que tenían por toda identificación los bultos, con un acta de recepción del 2 de junio. ¿Qué tiene que ver EcoJet, si la línea era Wamos Air?, preguntamos. Cuéllar explica que se trata de gestión de trámites o servicios que suelen intercambiar las aerolíneas entre sí. EcoJet, en otras palabras, salió a salvar el olvido o descuido de Wamos.
Un descuido de la aerolínea que trajo la primera parte de la donación, al que se suma otro en el punto de origen, Madrid. La carga no venía acompañada de la guía aérea, algo que compete ser hecha por la empresa, ya que es como el boleto de viaje de la carga. Es posible que esta falla se haya originado en una decisión tomada para ayudar, pero que lo complicó todo, según explicó Cuéllar: los monitores fueron traídos como equipaje y no como carga, dado que el vuelo era solo para pasajeros.
A esto se suma otro dato: el envío no estuvo acompañado siquiera de una nota simple, con el detalle de los ítems y en la que se especificara el consignatario de la carga. “Debió ser enviada con una circular del Ministerio de Salud o una carta señalando expresamente que se trataba de una ayuda para el Gobierno por COVID-19”, según Cuéllar.
Considerando que eran “envíos de socorro” y a pesar de todas las fallas en los trámites, la Aduana emitió una adenda a sus normativas para validar la fotocopia de los tickets y de inmediato procedió a la entrega de las 68 cajas a los enviados por el CEASS. Esto fue el 9 de este mes. Las preguntas que sigues pendiente son: ¿por qué la ministra de Salud no fue informada por el CEASS con esta entrega?, y ¿qué destino han tenido los monitores?
Séptima y ultima fase: lo que viene
El gerente regional de Aduana Santa Cruz asegura que el segundo envío de la donación lograda por voluntarios bolivianos en Francia, anunciado para este miércoles 17, no deberá correr la misma suerte que el primero, ya que vendrá como carga en vuelo de BoA, según anuncios oficiales. Para ello, la segunda parte de la donación deberá llegar con la respectiva carta del Ministerio de Salud, especificando que es un envío de socorro por COVID-19.
“En menos de 24 horas, la carga será entregada al destinatario o consignatario de la misma”, asegura Cuéllar, poniendo como respaldo todos los despachos realizados hasta hoy por la Aduana de los envíos de socorro.
Un anuncio que tendría que tranquilizar no solo a Unidos por Bolivia, sino a todos los que están canalizando ayuda al país, para paliar las dificultades encontradas en el sistema de salud en la lucha contra la pandemia por el nuevo coronavirus.
Para que la tranquilidad sea completa, sin embargo, aun resta acompañar la última fase o el recorrido final de este vía crucis que ha tenido que padecer la donación canalizada desde Francia. Es la fase que corresponde a la entrega de los equipos al beneficiario final, los cinco hospitales identificados en El Alto, Trinidad, Oruro, Tarija y Cochabamba, y verlos funcionando, salvando vidas, que es el propósito que movió a Unidos por Bolivia.
ANEXOS: