Por Gary Rodríguez.
Nuestro futuro depende de nuestras decisiones; si son adecuadas, podemos aspirar a un buen resultado; si no las tomamos, inútil será esperar algo mejor: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes” (Albert Einstein). ¡Bastante tenemos ya con lo que no podemos controlar -el clima, los precios internacionales o los actos de Dios- para darnos el lujo de no tomar, a tiempo, las buenas decisiones que están en nuestras manos!.
“La estabilidad futura dependerá del comercio exterior”, sentenció el presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Ing. Demetrio Soruco Henicke, al momento de hacer una evaluación de la gestión 2021: lo bueno fue que el país volvió a crecer luego de la peor caída de su PIB en 67 años (casi -9%); el superávit comercial por 1.584 millones de dólares a octubre, por el mayor crecimiento de las exportaciones, superando a las importaciones que igual suben por la recuperación económica; y, la lección aprendida con los sectores agropecuario/agroindustrial y forestal/maderero que no paran de crecer, ya que incluso subieron en la crisis del 2020, sin embargo…
“Bolivia no crece lo suficiente, ni tan rápido como es necesario; la desocupación es alta; la informalidad sube y las Reservas Internacionales Netas del Banco Central de Bolivia bajan; vemos el 2022 como un escenario de oportunidades en un mundo que se recupera, pero también, con enormes desafíos para el país, siendo nuestra mayor preocupación, la confrontación interna y la falta de un diálogo Gobierno-Empresariado que impide armar una agenda compartida; hoy más que nunca debemos trabajar juntos por la economía, por una inflexión del comercio exterior, pues de su desempeño dependerá la estabilidad y el futuro de nuestros hijos; no tenemos el derecho de equivocarnos”, dijo el Presidente del IBCE.
Si bien el PIB creció 9,4% a junio del 2021, es insuficiente ya que en igual lapso del 2020 cayó casi 13% por la pandemia y el confinamiento. “Ni creciendo al 5,5% este año, como dice el Banco Mundial, nuestro PIB será del tamaño del 2019; debemos crecer al 7% o más, sostenidamente, para recuperar los empleos perdidos y revertir el recrudecimiento de la pobreza; manejando bien el comercio exterior, se lo puede hacer, pero debemos trabajar Gobierno y empresarios, mientras más rápido mejor, pues el tiempo apremia”, explicó Soruco. “Que el 2021 marque un punto de inflexión para el sector externo boliviano, deficitario entre 2015 y 2020, restando 5.000 millones de dólares a las RIN. No hay tiempo que perder, la estabilidad de Bolivia está de por medio; si se quiere mantener el tipo de cambio fijo como está desde el 2011, debemos exportar más, atraer capitales externos y sustituir importaciones, no hay otra forma; nuestras reservas en el Banco Central ya no son las del 2014, cuando teníamos 15.000 millones de dólares, hoy no llegan ni a 5.000 millones; es necesario revertir tal situación; lo podemos y debemos hacer, no hay elección, es imperativo”, dijo.
¿Qué hacer? Combinar 4 medidas de bajo costo y alto impacto: “Una política de promoción selectiva de exportaciones, enfocada en sectores de rápida reacción en inversión, producción y generación de excedentes, como el agropecuario/agroindustrial y el forestal/maderero, garantizando la libre exportación y el uso de la agrobiotecnología; una política de sustitución competitiva de importaciones, sin sobreproteger, con medidas asertivas, como aumentar la compra de etanol por parte de YPFB, y dar incentivos al agricultor para que produzca materias primas y el sector privado pueda fabricar biodiésel a la brevedad posible; una política de combate frontal al contrabando, con una alianza público-privada, involucrando a toda la sociedad civil; y, una política de incentivo al consumo del producto nacional para recuperar el mercado interno. Con ello podríamos crecer al 7% sostenida y sosteniblemente, generando cientos de miles de empleos”, finalizó.
Valdría la pena hacer la prueba, ¿verdad?