Leticia Sáinz
Periodista
Lupe Cajías, mi compañera de curso, escribió más que un artículo, una hermosa pieza
literaria dando el “Adios a las mujeres sabias” (*). Completo su idea y le doy la más cordial
“Bienvenida a las mujeres sabias de este tiempo… las jóvenes de hoy”.
También comienzan sus jornadas cuando apenas sale el sol y, por lo general, con una rutina
para cuidar y fortalecer el cuerpo al tiempo que ponen en orden las ideas que desarrollarán
en las intensas jornadas de trabajo que exigen estos tiempos.
Cumplido el horario dedicado a sí misma, preparan sus alimentos y se preparan ellas mismas
para salir a pelearle a la vida, pero ya no desde la calidez de la casa o la cocina que tan bien
describe Lupe, sino en las mismas trincheras y a veces más intensas todavía, que otrora eran
privilegio de los hombres.
Para ellas, ya no es suficiente acumular los conocimientos ancestrales que pasaron de
generación en generación enriqueciendo un acervo de salud en todas sus dimensiones.
Ahora, las herramientas necesarias son otras: actualización, innovación, tecnología. Ideas
que se ponen a prueba y que pueden llevar al fracaso o al éxito con la misma velocidad; es
más, la cosa es tan competitiva que una idea fallida podría dejarla fuera del ruedo y obligarla
a comenzar de cero nuevamente.
Las sabias de este tiempo tienen que lidiar con otros desafíos. La violencia, el acoso, la
competencia, la desigualdad, la inequidad que antes también existía, pero estaba solapada
en la marginalidad a que estaban sometidas las mujeres.
Y también tienen y aman a sus hijos que, como en todos los tiempos y en todas las épocas,
exigen más a medida que crecen. Las sabias de hoy han aumentado sus tareas y obligaciones
que se multiplican en la medida en que asumieron nuevos roles, impensados en la idílica
época que magistralmente describe Lupe.
Tengo dos hijas. Ambas genuinas representantes de su generación. La mayor, Suki, tiene un
ritmo de idas y venidas para cumplir con todas sus tareas de madre, esposa, profesional y
amiga que cuando la pienso quedo exhausta. La menor, Celia, es bombera forestal y nos
pone a todos el alma en un hilo de saberla en bosques donde el fuego de los incendios
provocados es sólo uno de los peligros. Ambas son excelentes cocineras y podrían darnos
lecciones magistrales del uso de ciertas hierbas naturales con las que curan algunos de sus
males.
Querida Lupe. Las mujeres sabias no se fueron, están aquí con tanta o más sabiduría que
nuestras madres y abuelas.
(*) Adios mujeres sabias, artículo de opinión de Lupe Cajías publicado en ANF el 20 de septiembre de
- https://www.noticiasfides.com/opinion/adios-mujeres-sabias__20-09-2024