Escribe: Leticia Sáinz, periodista
El Tribunal Nacional de Ética Periodística (TNEP) de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP) ha emitido la Resolución N° 005/2022 en contra de la periodista Amalia Pando. De la lectura de la Resolución se evidencia, en primer lugar, que el demandante Luis Marcelo Arce Mosqueira en ninguna parte afirma categóricamente que las supuestas acusaciones de Amalia Pando son FALSAS. Utiliza frases como “yo habría..”; “inferencia sensible”; “incurre en contradicciones”; “carente de sustento”; “menoscabar mi dignidad como persona”. No se lee un NO ROTUNDO.
Por otra parte, el demandante también comenta la calidad de las fuentes utilizadas por Amalia, afirmando que un audio es anónimo y que no se explicita su procedencia. La periodista sí identifica la procedencia del audio: “un ejecutivo de Petroquímica Venezuela”.
Las respuestas que proporciona Amalia al TNEP y que se publican en la Resolución, son más claras y concretas y muestran, al contrario de Arce Mosqueira, indicios de que lo que se afirmó en la nota tiene algún asidero con la realidad. Por ejemplo, que no sabe el resultado final de la negociación realizada en Caracas, pero que muchos trabajadores venezolanos trabajan en la planta de urea, con jugosos sueldos (lo cual también se ha publicado, montos incluidos, en varios medios).
Sobre el viaje a Venezuela, Amalia presentó el manifiesto de pasajeros donde figura Arce Mosqueira, pero él, hasta ahora, no nos dijo a qué fue y con qué propósito.
La lectura crítica de las conclusiones de la Resolución, también da lugar a algunos comentarios. En la primera, afirma que la periodista “debe observar en su trabajo periodístico la exigencia ética de la veracidad y de la contextualización de los hechos que reporta”.
En mi opinión, también admito que es subjetiva, pocas periodistas contextualizan mejor que Amalia y, justamente en ese plano, ¿alguien del TNEP o de cualquier otra instancia puede negar que el gobierno del Sr. Arce Catacora sostiene y mantiene una élite de privilegiados no solamente en YPFB, sino en tantos otros escenarios del Estado?
Hay muchos ejemplos: pese a la trágica muerte de Marco Antonio Aramayo, nadie ha dicho “esta boca es mía” para esclarecer algunas de las múltiples acusaciones que la sociedad en su conjunto tiene para el robo flagrante del Fondo Indígena que conocían de primera mano (¡), como tampoco han sido satisfactorias las respuestas de YPFB sobre los sueldos mensuales de más de 30 mil dólares.
En la segunda, el TNEP señala “que la periodista Amalia Pando Vega debe considerar la exigencia ética del equilibrio informativo que le obliga a presentar distintas facetas de la información, consultando parte y contraparte”. Casi todos los analistas y periodistas saben que conseguir una declaración de funcionarios del Estado, cuando hay una denuncia, es prácticamente imposible. Cuando se presentan a un medio, repiten el discurso que conforma una narrativa de la que nadie sale y que muestra, con meridiana claridad, que no solamente hay un discurso político, sino también un control a los voceros.
En la tercera, los miembros del TNEP sostienen que “la periodista Amalia Pando Vega, bajo el espíritu de respeto a la diferenciación entre información y opinión, debe aplicar esta exigencia en su labor periodística”. Hasta donde yo sé, Cabildeo es un programa de investigación periodística donde se exponen hechos, denuncias y, obviamente, se emiten opiniones que no son anónimas, como corresponde, sino suscritas plenamente con voz, foto y característica de Amalia.
Finalmente, “Dentro del alcance no punitivo sino ético del TNEP, la periodista Amalia Pando Vega, y bajo el artículo 25, numeral 1, de su Reglamento de Funcionamiento, deberá rectificar mediante el derecho a réplica la nota periodística publicada con las aclaraciones pertinentes o formulando las disculpas del caso”. Amalia ya brindó el espacio de réplica a Arce Mosqueira. No sabemos si lo tomará o no para que conozcamos más detalles de sus viajes, reuniones y actividades.
Me preocupan varias cosas que se relacionan con este tema y lanzo las mismas como preguntas abiertas: ¿estamos actuando bien los periodistas dando palestra a discursos como el del golpe de estado, sabiendo que no tiene asidero en la realidad o, en aras del equilibrio, la neutralidad, la imparcialidad, etc. abrimos espacios para que se mienta de manera flagrante a la gente?; ¿actuamos bien cuando “informamos” sobre actuaciones descabelladas –para usar un calificativo generoso– como las de la Sra. Lidia Patty, sabiendo todos que es apenas una vocera de concretos y oscuros intereses?
El Tribunal de Ética siempre fue un espacio donde se debaten posiciones de principio, éticas como su nombre lo indica, por eso votamos para que lo conformen los mejores, que pueden orientar nuestra labor, siempre delicada, porque confronta a la realidad y al poder. No necesitamos, en mi opinión, equilibrios endebles para no confrontar a los poderosos, a los influyentes, a los atropelladores y debilitar, como en este caso, a los periodistas que poniendo en riesgo sus propias vidas y seguridad personal y familiar se atreven a confrontar al poder.
Mi solidaridad plena con Amalia Pando Vega y mis respetos por su trabajo periodístico.
Leticia Sáinz