- El Instituto del Riñón aun cumple con el tratamiento de pacientes renales derivados del Ministerio de Salud, pese a la suspensión de pagos desde hace siete meses. Pero la situación es insostenible, dice el Dr. Herland Vaca Díez, nefrólogo y director del Instituto del Riñón de Santa Cruz.
Hace siete meses que el Instituto del Riñón de Santa Cruz no percibe del Ministerio de Salud el pago correspondiente por las diálisis realizadas a casi medio centenar de pacientes renales crónicos, derivados del Sistema Único de Salud, según convenio suscrito entre partes, con vigencia hasta el 31 de diciembre del presente año. Una situación que se agravó desde agosto pasado, cuando el Ministerio observó fallas operativas y anunció luego que rescindiría contrato anticipadamente, además de anticipar que no pagará las diálisis realizadas entre agosto y el presente mes.
Así lo afirma el Dr. Herland Vaca Díez, nefrólogo y director del instituto del Riñón, en la conversación sostenida hoy con Maggy Talavera. Un problema irresuelto hasta ahora y que mantiene en zozobra no solo al Instituto, que tiene deudas acumuladas con sus trabajadores y proveedores, sino también y principalmente a los pacientes renales, para quienes las diálisis son cuestión de vida. Por eso, asegura Vaca Díez, el Instituto del Riñón decidió continuar con los tratamientos, pese a la deuda acumulada y al anuncio de suspensión de convenio realizado por voceros del Ministerio de Salud.
“A ningún paciente se le ha suspendido la diálisis”, asegura Vaca Díez, aunque adelanta que esta es una situación insostenible para el Instituto del Riñón, dado el costo elevado del tratamiento y la deuda acumulada de más de tres millones de bolivianos que arrastra el Ministerio de Salud, por los desembolsos no realizados desde marzo del presente año. Solo por los meses de septiembre y octubre, que el Ministerio de Salud adelanta no pagará, la suma es superior a los 600 mil bolivianos.
La decisión de no reconocer pagos desde septiembre fue tomada por el Ministerio de Salud luego de una inspección realizada en agosto sobre los servicios dados por el Instituto del Riñón a los pacientes renales crónicos derivados del SUS, en la que asegura haber detectado fallas e irregularidades, como la falta de algunos implementos, la existencia en depósito de medicamentos vencidos y detalles en el mobiliario de uso de médicos y enfermeras. Vaca Díez no niega esa información, aunque asegura no haber utilizado medicamentos vencidos en el tratamiento de los pacientes y haber corregido de inmediato las falencias observadas, ninguna de ellas -según Vaca Díez- con consecuencias adversas en los pacientes.
“Lo que el Ministerio de Salud debería hacer es una auditoría médica, técnica, para verificar con datos precisos cuáles son los resultados del tratamiento dado en cada paciente”, dice Vaca Díez. Y añade una pregunta: ¿por qué el Ministerio de Salud no dispuso de inmediato el traslado o traspaso de los pacientes renales que atiende el instituto del Riñón hacia otros centros de salud?, ¿por qué permitió que continuarán allí, si acaso fueran cierto los extremos que alegó entonces y hoy para no pagar los servicios? De hecho, el Instituto del Riñón continuó y continúa atendiéndolos.
Es importante remarcar lo vital que es cada diálisis para un paciente renal crónico que demanda, cada semana, al menos tres sesiones de diálisis, cada una de ellas con una duración de alrededor de cuatro horas. Es un tratamiento complicado, difícil y costoso, obligado además frente a la dificultad de recurrir a la opción más efectiva, pero a la vez menos accesible, como es la del trasplante de riñón, explica Vaca Díez. A estos pacientes renales les resulta casi imposible tener una rutina laboral y familiar normal.
Vaca Díez advierte que tal como está la situación en este momento, al Instituto del Riñón no le quedará otra opción que suspender las diálisis para pacientes renales crónicos derivados del SUS, además de despedir, previa liquidación salarial, a más de cuarenta funcionarios contratados para dar esta atención. Si ese extremo ocurre, ¿qué pasará con los pacientes?, ¿qué hará el Ministerio de Salud para asegurarles el tratamiento que demandan y al que el Estado está obligado a cubrir, de acuerdo a lo establecido por el Programa Nacional de Salud Renal y otras disposiciones legales vigentes? Es una cuestión de vida o muerte.
Hay que recordar además que se trata de una atención especializada, a la que pocos centros de salud pueden garantizar servicios, asegura también Vaca Díez que destaca la trayectoria acumulada por cada integrante del equipo que conforma el instituto del Riñón, con una experiencia de más de cuarenta años no solo en diálisis, sino también en trasplante de órganos, particularmente de riñón y de hígado. Esto sin contar las campañas que desarrolla para dar atención gratuita a pacientes de escasos recursos, en la que resaltan las más de cinco mil diálisis gratuitas realizadas a lo largo de esos años y los 537 trasplantes de órganos que ha sido posible realizar en Santa Cruz, la gran mayoría de ellos con el apoyo solidario de bolivianos y extranjeros.
Vaca Díez habla también de la urgente tarea de prevención, desatendida desde el Ministerio de Salud y con corresponsabilidad en los tres niveles de gobierno, pese a la evidencia irrebatible de que más vale prevenir que curar, ya que no hay ni habrá dinero suficiente para cubrir a todos con una “salud curativa”.
Finalmente, aborda otro tema pendiente y no menos urgente, como es el de devolver a las universidades el rol científico que justifica su existencia. Vaca Díez habla particularmente de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, a la que acusa de “fraude” por no haber asumido hasta hoy, como corresponde, esa tarea científica central. Los invitamos a escuchar íntegramente la conversación sostenida este miércoles 20 de octubre con el nefrólogo Herland Vaca Díez. Hay mucho para anotar, reflexionar y debatir.